Louisianee

Era Halloween Night. Fui a una fiesta donde había gran parte de mis conocidos. Pfff, tomamos muchísimo. De pronto ya era hora de irse. Me agarré del brazo de un amigo mío que era como mi hermano y le dije que me iría con él a su casa, porque no podía irme a la mía.

No había "problema", porque igual su casa estaba sola. Llegamos y cada quien se fue a cuartos diferentes. Él al suyo y yo al de su hermanita. Me quité la ropa y me acosté. Estaba tranquila porque me sentía cómoda y sabía que con él estaba segura. De pronto un ruido me despertó. Eran sus amigotes que se habían metido en la casa. Sali corriendo a la puerta de la habitación olvidándome de que seguía en ropa interior, pero ya era muy tarde parar cerrarla.

El más grande se creyó con autoridad para invadir mi espacio y con una mirada que desbordaba lujuria entró al cuarto y cerró con seguro. Me agarró a la fuerza y con rapidez me despojó de mis prendas interiores. Grité y forcejee pero no funcionaba. Él se quitó su vestir como pudo e hizo sentir la punta de su instrumento de asedio tocar las puertas de mi santidad. Sentía que en cualquier momento podía empezar a llorar pero es que no dejaba de pensar en que ese hombre, que yo no conocía, iba a hacer algo que no tenía vuelta atrás ni remedio alguno.
- Por favor, no hagas esto -le rogué.
- No más la puntita -dijo sonriendo.
- No, no seas mentiroso -un par de segundos lo miré y me di cuenta de que iba en serio-. Mira... si vas a hacer esto... ¿al menos puedes usar un preservativo? -pregunté estúpida, quizás porque aún seguía ebria.

Él sonrió y en toda la casa sólo un grito terrible se pudo escuchar.