¡Las mujeres invaden Marte!

Saturday, April 17, 2010 1:53 PM Posted by Louisianee
¿Alguna vez se ha preguntado por qué hay mujeres tan sumisas, tan tradicionales; hombres dulces, cariñosos, comprensivos... Y también mujeres neuróticas, mandonas, posesivas, independientes y machos machotes que andan por la vida picoteando florecillas, esperando casarse con una mujer que limpie, cocine y haga todo por bajo precio?

No todo está en la genética, cierta culpa la tiene la crianza, la cultura y eso que comúnmente llamamos sociedad.

Mientras muchas mujeres se esfuerzan por ser exitosas, buenas trabajadoras y madres; los hombres parecen haberse empeñado siempre en ser patanes de pura raza.

¿Por qué la terrible diferencia entre ambos géneros? No es mentira ni poco cierto que esta enorme diferencia, que hace a estos polos prácticamente opuestos, es que todo se debe al ADN, a los genes y a todo ese diseño perfecto que comprende el ser humano. Sin embargo, hay algo que los hace diferir aún más y que logra que se comporten como lo hacen: como brujas y patanes. Porque las mujeres se comportan como brujas, y los hombres como patanes… Que venga alguien y me lo niegue.

Los hombres son buenísimos en habilidades que requieren fuerza, concentración, ubicación en el espacio y todo eso. Las mujeres se dan mejor para la emotividad, para la expresión, para hablar. Y son precisamente así para complementarse, para unirse y ser un buen equipo. ¿Pero qué pasa cuando no se soportan? Muy mal, ¡y pienso que cuando no se soportan es que se aman mucho! (¿)

Anyways, las mujeres son mujeres… Son sensibles, cariñosas, les gusta esto y lo otro. Desafortunadamente llegó algo que se llamó el feminismo, que no digo que sea malo, pero en exceso es terrible. He visto mujeres que se desgastan muchísimo, que se esfuerzan hasta la muerte por probarse mejores que los hombres. Está bien ser independiente –es buenísimo, de hecho- pues así una es más libre y no se apegará a un hombre sólo porque él le da techo y comida. Como dije, el exceso es malo.

La competencia –que parece interminable- es casi enfermiza cuando ninguno de los lados puede ceder. Como los hombres son orgullosos, las mujeres también van a serlo. Como los hombres no lloran, las mujeres tampoco deberían hacerlo… ¡eso es mentira! ¡Lloren cuando quieran y cuanto quieran, que por eso es que ellos se mueren antes! Como los hombres trabajan, las mujeres pues también tienen que trabajar.

A parte de que hacen todo esto sin que nadie les diga que lo hagan, se quejan.
-Ay, me duele mucho la espalda y el cuello -dice ella.
-Es por trabajar tanto, amor -le contesta el esposo.
-¡Claro, es por tanto trabajar! Porque si no ¿quién limpia la cocina? Tú no sabes ni fregar un plato.
El hombre se queda así como que… “¿qué? Yo no dije nada malo… ¿o sí?”, porque encima queda que son muy sencillos y no entienden ese tipo de cosas, al menos no a la primera vez.
-Okay, amor, entiendo que estés estresada pero yo…
-¡No! ¡Tú nada! Sí, estoy estresada, estoy estresadísima -exclama ella levantándose y empezando a caminar por toda la sala-. Porque YO tengo que cocinar y limpiar y cuidar a los niños. Tengo que levantarme una hora antes que tú para arreglarme, cocinar el desayuno, preparar a los niños para el colegio.
-Yo los llevo –levanta él la mano sonriente, feliz porque contribuye.
Ella cierra sus puños con la rabia saliendo como fuego de sus ojos en una mirada asesina que se clava en los ojos de su compañero de vida.
-Tengo que estar bella siempre, todo el día; para el trabajo, para ti. Voy al gimnasio, regreso arrastrándome para ver que los niños no se han bañado y tengo que hacer la comida. A veces me traigo el trabajo a casa y mientras tú ves la televisión yo tengo que hacer todo y termino durmiéndome a la media noche para dormir solo cinco horas. ¡Cinco malditas horas!
El esposo, viéndola tan alterada, decide hacer algo al respecto.
-¿Quieres que te traiga algo, mi amor? –pregunta acercándosele.
-No, yo lo que quiero es quedarme en coma y descansar –exclama tranquilizándose y tomando asiento en el sofá.
-Pero… amor… yo te dije que no tenías que trabajar. Es decir, no sabía que te afectara tanto… Yo te dije, con mi sueldo podemos vivir bien todos. Dije que podías quedarte en casa a cuidar a los niños, sin que una niñera los tenga que vigilar.
-¡NO! ¡Yo tengo que trabajar!
-Pero estás histérica –susurra él.
-¡Qué! ¡Yo no estoy histérica! –exclama tirando los cojines del sofá-. Además, yo tengo que trabajar.
-¿Pero, por qué?
-Porque sí. Porque yo puedo. Porque yo puedo hacer muchas cosas a la vez y sobretodo ¡porque soy mejor que tú!
-Ah, Okay~

Quéjense, quéjense… Pero entonces cuando él quiera hacer algo, no se lo nieguen. “No, tú no puedes hacer eso, son cosas de mujeres”. Ah, pero cuidado y le dices “No, tú no puedes hacer eso, son cosas de hombres” ¡Cuidado! Que arde Troya.

Las chicas siempre quieren ser mejores. Se arreglan, se esto y lo otro. Salen a la calle emperifolladas pero si un hombre les dice algo, se molestan: “ay, qué atrevido, diciéndome que tengo lindas piernas, ¡JA!”. Si les molesta que les digan que tienen las piernas bonitas, dejen de usar minifaldas.

Pienso que los hombres son patanes porque ellas los dejan ser patanes. Les aseguro que si ponen los puntos claros y se defienden como tiene que ser, ningún hombre va a comportarse como un patán. Y si busca problemas, pues dénselos, pero ganen. Hahahá.

Como ya he dicho antes, no esperen a que las entiendan. Ellos nos ven como bichos raros por esforzarnos demasiado y he llegado a pensar que en cierta forma, cuando despreciamos su ayuda, pueden sentirse un poquito mal.

Cierta chica está en problemas, no puede abrir algo o no puede cargar algo muy pesado.
-¿Te ayudo? –pregunta él dispuesto a ayudar y a sentirse más hombre por ser fuertesote y presumir ante ella esas habilidades que han sido impuestas en su género. Tal cual un pavorreal se pavonearía frente a la hembra.
-¡No! Yo puedo sola.

¡Auch!

Pienso que a los chicos les gusta la delicadeza de ellas, ayudarlas y sentirse útiles. No es que sean perezosos, es que no los dejan hacer nada. La sociedad ha puesto que las mujeres hacen el trabajo de la casa y los hombres el de la calle… pero ahora, en estos tiempos… para la sociedad, la mujer es “fuerte”, porque no solo trabaja en la casa, sino en la calle también. ¿Qué piensan los chicos de eso? Díganmelo.

En mi opinión, ambos deben poner de su parte. Y punto (.)

Por cierto… ¡Es saludable!





Los estoy defendiendo demasiado uwu...
Solo por eso, chicas... Entrenen a sus novios o esposos. Recuerden que pueden amaestrarlos como a perritos~

2 Response to "¡Las mujeres invaden Marte!"

  1. hhyyooggaa Says:

    Ok, no soy un perrito y no quiero ser amaestrado, pero es cierto que hay que hallar un balance entre los quehaceres cuando la mujer es emprendedora y trabaja para aportar dinero a los ingresos de la familia.

    Pero es cierto también que eso de "no hagas eso, es para mujeres" es una frase que las jode, porque entonces después se quejan de que su pareja no ayuda...

    Todo se trata de encontrar ese punto medio de cordialidad y de dejar a un lado las etiquetas para dar paso a la ayuda mutua y comprensión.

    <3

  2. chalyvera@gmail.com Says:

    ¡NO! ¡NO! Never jamas nunca podre estar de acuerdo con lo que escribiste. A mi me encanta cuando le digo te puedo ayudar, ella responda amorosamente:¡¡¡No!!!, ¡yo puedo sola! Que hermosura, mi conciencia esta tranquila cumpli mi parte de caballerosidad. Y tu metichi enseñando malas cosas a tus hermanas. No chica, esas cosas no se hacen ¿pense que eramos amigos? ¿donde estan las promesas de amor que me hiciste? Jurame que no volveras a escribir estos temas. ¿Si? ¡Eres adorable! un beso chiquitin...