La Flor de Dos Colores

Thursday, April 8, 2010 11:34 AM Posted by Louisianee
Alguna vez hubo en la pradera una flor de dos colores. Era increíble. Los floristas iban y venían, cuando estaban lejos veían un solo color, pero cuando se acercaban, se percataban de que tenía dos colores y desecharon el usarla para algún adorno floral. Las otras flores se burlaban de la pequeña flor de dos colores. ¡Era tan extraña! No habían visto otra igual. Y aunque se podría poner en duda si era la única, para ellas, con solo esa chica pradera como su mundo, era la flor más única y extraña.

Alguna vez un religioso la vio y exclamó con furor: “¡Una flor poseída por el demonio!” y corrió lejos de la pobre flor que se entristecía cuando alguien más se alejaba por culpa de su rareza. “No puedo dejar de tener dos colores solo para ser aceptada” se decía con melancolía.

Alguna vez unos niños juguetones pasaron y vieron a la flor, quisieron arrancarla, pues era hermosa. Sin embargo, al ver su otro color, decidieron dejarla. “Oh, pobre flor, no deberíamos arrancarla, luego se marchitaría y esos dos lindos colores dejarán de estar en un mismo botón”, dijeron.

Alguna vez sus espinas salieron. El resentimiento era intenso. Cuando por fin intentaban tomarla, las mismas hacían sangrar las manos tan desprevenidas, que indudablemente caían ante la defensa de la pequeña florecilla.

Alguna vez pasó entonces un joven hermoso, lleno de asombrosas cualidades. El joven la vio de lejos. “Oh, que hermosa flor”, pensó. Quizás le gustaban las flores, quizás no. Pero decidió llevársela. Para ello, tomó una gran porción de tierra y la metió en un jarrón para no arrancarla y que se marchitara. La florecilla no se resistió, dejó que la llevara, no lo lastimó. Él la llevó a su hogar y la dejó entrar allí. Para la pequeña flor era todo un mundo nuevo. Mil cosas diferentes que no conocía. El muchacho la puso en su ventana, con su otro color viendo hacia afuera. ¡Qué agradecida estaba la florecilla por haber sido aceptada por ese joven amoroso! Un día, el muchacho fue a cambiarla de posición. Estaba enloquecido por esa hermosa florecilla y quiso tenerla más cerca. Así que pensó llevarla a su habitación. Estando ahí le dio una vuelta y cuál sería su sorpresa al ver el otro color de la flor.

- Oh, cuidador mío. Que me has dado la posibilidad de conocer tu mundo, de conocerte a ti. Que me has brindado el amor que necesitaba para ser feliz. Que me has dado agua cuando he tenido sed. Que me has dado luz cuando me sentía en las sombras. Que me has dado alguien de quien recibir amor. Oh, amante mío… ¿Serías capaz de desecharme? ¿Qué he hecho para que me mires con extrañeza? ¿He hecho algo realmente malo? ¿Te he herido con mis espinas alguna vez? Si solo he sido pacífica. Si te he dado lo que a nadie. Si he confiado en ti para que me trajeras a este nuevo mundo. Si he cambiado por ti. Si he estado feliz de tenerte como dueño. Te pregunto de nuevo, amor mío… ¿Serías capaz de desecharme?

> ¿Me dejarás ir…? ¿Dejarás ir a la flor que nunca antes habías visto? Tu flor de dos colores…

> Y que me lleven al infierno por ser diferente. Que dos mundos en mi cabeza estén. Id y SuperEgo entrelazados. Puestos de acuerdo para alejarse y juntarse en situaciones inesperadas. ¿Por qué me traicionan, sentidos? Un sí y un no… que combaten incansables para convertirse en un “no sé”. Un sí, un no… que se convierten en ángel y demonio. Azúcar y sal. Agua y aceite. Bien y mal. Pero si no te he herido, dueño mío… ¿Lo he hecho? He mostrado ante ti un color. Al confiar en ti, pensé que aceptarías este otro extraño. Y tú tan distinto. Que pensé que te gustaría mi rareza. Déjame, por favor, preguntarte de nuevo, amor mío… ¿Me dejarás? Dímelo entonces. Arranca de mi toda espina de miedo, de tristeza, de odio, de rencor, de resentimiento, y si eres cruel, de amor también. Y que el agradecimiento quede atrás con la confianza. Que la escama del engaño quede en mí por siempre, que nunca jamás vuelva a brillar ante el sol. Arráncame los pétalos que aún me quedan de tantas batallas. Arranca mi raíz de este suelo que tu mismo me has dado. Destiérrame de este lugar que alguna vez fue el hogar de mi corazón.

Se cruel, amor mío, para no cometer de nuevo el mismo error… Pero si aún me quieres, amoroso dueño, ¿me aceptarás aún como soy? Tan extraña, tan diferente. Con dos personalidades distintas. ¿Con dos colores en una misma flor?


Marzo, 2009



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Hace un año... ¿qué tal? Eso lo escribi para alguien especial <3
Y porque me hizo llorar ¬¬

1 Response to "La Flor de Dos Colores"

  1. hhyyooggaa Says:

    Sabes que me siento identificado con ese cuento, es muy lindo (suena gay viniendo de mí) y me gusta mucho.

    Te di mi impresión en su debido momento.

    Espero aún el cuento de "El Chaval", cuando lo termine lo posteas... JA!