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¡Las mujeres invaden Marte!

¿Alguna vez se ha preguntado por qué hay mujeres tan sumisas, tan tradicionales; hombres dulces, cariñosos, comprensivos... Y también mujeres neuróticas, mandonas, posesivas, independientes y machos machotes que andan por la vida picoteando florecillas, esperando casarse con una mujer que limpie, cocine y haga todo por bajo precio?

No todo está en la genética, cierta culpa la tiene la crianza, la cultura y eso que comúnmente llamamos sociedad.

Mientras muchas mujeres se esfuerzan por ser exitosas, buenas trabajadoras y madres; los hombres parecen haberse empeñado siempre en ser patanes de pura raza.

¿Por qué la terrible diferencia entre ambos géneros? No es mentira ni poco cierto que esta enorme diferencia, que hace a estos polos prácticamente opuestos, es que todo se debe al ADN, a los genes y a todo ese diseño perfecto que comprende el ser humano. Sin embargo, hay algo que los hace diferir aún más y que logra que se comporten como lo hacen: como brujas y patanes. Porque las mujeres se comportan como brujas, y los hombres como patanes… Que venga alguien y me lo niegue.

Los hombres son buenísimos en habilidades que requieren fuerza, concentración, ubicación en el espacio y todo eso. Las mujeres se dan mejor para la emotividad, para la expresión, para hablar. Y son precisamente así para complementarse, para unirse y ser un buen equipo. ¿Pero qué pasa cuando no se soportan? Muy mal, ¡y pienso que cuando no se soportan es que se aman mucho! (¿)

Anyways, las mujeres son mujeres… Son sensibles, cariñosas, les gusta esto y lo otro. Desafortunadamente llegó algo que se llamó el feminismo, que no digo que sea malo, pero en exceso es terrible. He visto mujeres que se desgastan muchísimo, que se esfuerzan hasta la muerte por probarse mejores que los hombres. Está bien ser independiente –es buenísimo, de hecho- pues así una es más libre y no se apegará a un hombre sólo porque él le da techo y comida. Como dije, el exceso es malo.

La competencia –que parece interminable- es casi enfermiza cuando ninguno de los lados puede ceder. Como los hombres son orgullosos, las mujeres también van a serlo. Como los hombres no lloran, las mujeres tampoco deberían hacerlo… ¡eso es mentira! ¡Lloren cuando quieran y cuanto quieran, que por eso es que ellos se mueren antes! Como los hombres trabajan, las mujeres pues también tienen que trabajar.

A parte de que hacen todo esto sin que nadie les diga que lo hagan, se quejan.
-Ay, me duele mucho la espalda y el cuello -dice ella.
-Es por trabajar tanto, amor -le contesta el esposo.
-¡Claro, es por tanto trabajar! Porque si no ¿quién limpia la cocina? Tú no sabes ni fregar un plato.
El hombre se queda así como que… “¿qué? Yo no dije nada malo… ¿o sí?”, porque encima queda que son muy sencillos y no entienden ese tipo de cosas, al menos no a la primera vez.
-Okay, amor, entiendo que estés estresada pero yo…
-¡No! ¡Tú nada! Sí, estoy estresada, estoy estresadísima -exclama ella levantándose y empezando a caminar por toda la sala-. Porque YO tengo que cocinar y limpiar y cuidar a los niños. Tengo que levantarme una hora antes que tú para arreglarme, cocinar el desayuno, preparar a los niños para el colegio.
-Yo los llevo –levanta él la mano sonriente, feliz porque contribuye.
Ella cierra sus puños con la rabia saliendo como fuego de sus ojos en una mirada asesina que se clava en los ojos de su compañero de vida.
-Tengo que estar bella siempre, todo el día; para el trabajo, para ti. Voy al gimnasio, regreso arrastrándome para ver que los niños no se han bañado y tengo que hacer la comida. A veces me traigo el trabajo a casa y mientras tú ves la televisión yo tengo que hacer todo y termino durmiéndome a la media noche para dormir solo cinco horas. ¡Cinco malditas horas!
El esposo, viéndola tan alterada, decide hacer algo al respecto.
-¿Quieres que te traiga algo, mi amor? –pregunta acercándosele.
-No, yo lo que quiero es quedarme en coma y descansar –exclama tranquilizándose y tomando asiento en el sofá.
-Pero… amor… yo te dije que no tenías que trabajar. Es decir, no sabía que te afectara tanto… Yo te dije, con mi sueldo podemos vivir bien todos. Dije que podías quedarte en casa a cuidar a los niños, sin que una niñera los tenga que vigilar.
-¡NO! ¡Yo tengo que trabajar!
-Pero estás histérica –susurra él.
-¡Qué! ¡Yo no estoy histérica! –exclama tirando los cojines del sofá-. Además, yo tengo que trabajar.
-¿Pero, por qué?
-Porque sí. Porque yo puedo. Porque yo puedo hacer muchas cosas a la vez y sobretodo ¡porque soy mejor que tú!
-Ah, Okay~

Quéjense, quéjense… Pero entonces cuando él quiera hacer algo, no se lo nieguen. “No, tú no puedes hacer eso, son cosas de mujeres”. Ah, pero cuidado y le dices “No, tú no puedes hacer eso, son cosas de hombres” ¡Cuidado! Que arde Troya.

Las chicas siempre quieren ser mejores. Se arreglan, se esto y lo otro. Salen a la calle emperifolladas pero si un hombre les dice algo, se molestan: “ay, qué atrevido, diciéndome que tengo lindas piernas, ¡JA!”. Si les molesta que les digan que tienen las piernas bonitas, dejen de usar minifaldas.

Pienso que los hombres son patanes porque ellas los dejan ser patanes. Les aseguro que si ponen los puntos claros y se defienden como tiene que ser, ningún hombre va a comportarse como un patán. Y si busca problemas, pues dénselos, pero ganen. Hahahá.

Como ya he dicho antes, no esperen a que las entiendan. Ellos nos ven como bichos raros por esforzarnos demasiado y he llegado a pensar que en cierta forma, cuando despreciamos su ayuda, pueden sentirse un poquito mal.

Cierta chica está en problemas, no puede abrir algo o no puede cargar algo muy pesado.
-¿Te ayudo? –pregunta él dispuesto a ayudar y a sentirse más hombre por ser fuertesote y presumir ante ella esas habilidades que han sido impuestas en su género. Tal cual un pavorreal se pavonearía frente a la hembra.
-¡No! Yo puedo sola.

¡Auch!

Pienso que a los chicos les gusta la delicadeza de ellas, ayudarlas y sentirse útiles. No es que sean perezosos, es que no los dejan hacer nada. La sociedad ha puesto que las mujeres hacen el trabajo de la casa y los hombres el de la calle… pero ahora, en estos tiempos… para la sociedad, la mujer es “fuerte”, porque no solo trabaja en la casa, sino en la calle también. ¿Qué piensan los chicos de eso? Díganmelo.

En mi opinión, ambos deben poner de su parte. Y punto (.)

Por cierto… ¡Es saludable!





Los estoy defendiendo demasiado uwu...
Solo por eso, chicas... Entrenen a sus novios o esposos. Recuerden que pueden amaestrarlos como a perritos~

Women vs. Men



A quien pueda interesar. Anyways.

Que los propios del género masculino tengan cajas para encasillar pensamientos no se sale mucho de la realidad. Ciertamente es una teoría bastante apropiada y que combina perfectamente con el perfil del mismo. Cuando un hombre piensa en algo, piensa en algo, en un solo algo, no en algos. Es sencillamente su manera de ser, de desenvolverse -por eso son tan buenos al volante.

Pienso que las mujeres son un poco obstinadas al no entender esta parte que define tanto a nuestros amados caballeros (o bestias, como son algunos). No, basta de dobles sentidos y sarcasmos que ellos no van a entender. Yo puedo asociar al sol con la paella que comi aquel día en aqueeeel restaurant, aqueeeeeel año; dudando que ellos puedan.

Es mi opinión que deberíamos apreciar en cambio esta cualidad, esta peculiar -para nosotras- cualidad. Siento que no se preocupan mucho por eso mismo... porque cuando ven un rostro, no se están fijando de cada detalle, de cada error, de cada pigmento mal puesto, de cada defecto. Solo ven un rostro. Entiéndanlo ... ¡Son simples!

El problema surje cual punta de inmenso iceberg cuando a la mujer le molesta aquella "caja vacía" en la que el hombre se encierra a pensar en absolutamente nada. Porque es demasiado difícil de entender, sobretodo para una mujer trabajadora, emprendedora y ocupada. Porque una mujer no puede conducir sin pensar en las cuentas, en los hijos, en el trabajo, en el cabello, en la figura. Una mujer no puede NO PENSAR. Una mujer no puede ir a la peluquería y dejar su boca cerrada.

No se molesten si preguntan en qué piensan y dicen que en nada. No se molesten o se pongan histéricas cuando les digan algo y no entiendan. Pregúntense "¿Le dije algo que es imposible de asociar con lo que quiero que me responda?" Si la respuesta es correcta, o no la saben... piénsenlo. Es probable que entre amigas con apenas un par de palabras -bien dichas- nos entendamos (como decir baño y pensar en el maquillaje que usó Lindsay Lohan cuando enseñó su falta de ropa interior en público), pero no se confíen demasiado de aquella confianza que hace que se entiendan bien; sean claras, ellos no pueden leer mentes. No sean demasiado complicadas, cerradas, indirectas o impacientes; huirán. Chicas, solo me queda algo que decirles... Aprendan de ellos. Sean pacientes, tranquilas, perezosas, simples y déjense llevar por la tontedad de vez en cuando; es saludable.

Coffee Prince


El otro día extrañamente pensé... ¡Qué grandioso lo pasan los chicos! Últimamente estoy viendo una serie (o un "dorama" como dirían los verdaderos fans, al menos los medianamente conocedores del tema) koreana que se llama en español "El príncipe del café". Wah, qué serie tan antojosa y adictiva. Se trata de una chica que tiene que trabajar para sacar a su familia adelante... Pero para trabajar tiene que verse como un chico, para que crean que es un chico. Cosa fácil para los asiáticos que pueden cambiar su género visual por su casi andrógina complexión. En esta novela, Eun-chan se viste como muchacho y realmente se hace pasar por uno, puesto que no tiene ningún gesto femenino como tal que la delate. Durante la trama, Han-Gyul, un chico riquiño, ve potencial en "él" y decide hacerlo pasar por su compañero y al final termina contratándolo para trabajar en un café que termina llamándose "Coffee Prince". La cosa es que a Eun-chan se le da la oportunidad de codearse con un grupo de chicos bastante particulares, llegando a situaciones incómodas y graciosas.

Lo que me encanta y me encurruja el corazón es lo simple que es cuando está con ellos. Lo honesto y lo natural de sus acciones. Comer pizza con las manos y no tener cuidado... y no solo eso sino comer como si tuviera una solitaria. El compañerismo, la hermandad, la confianza. Y es que puede ser tan libre, tan sencilla, tan falta de cuidado. Todo lo contrario a cuando tiene que actuar como una chica. La primera vez que tuvo que actuar como tal realmente fue gracias al primo de Han-Gyul, cuyo nombre no puedo recordar. La invitó a una galería de su "ex" para hacerla pasar por su nueva "amiga" y ... al ver el pésimo trabajo que hicieron la madre y la hermana para volverla una "mujercita" (cosa que pasó al revés con Mulán), decidió ayudarla y la mandó a maquillar y la vistió muy bien.

Entonces... Maquillaje, ropa elegante, gracia, buen caminar (en zapatos de alto tacón, o como diría -que son mis preferidos- Stilettos)... ah... todo eso es tan agotador. Era tan así, que pocos pasos ella podía aguantar. Tuvo que usar una peluca por lo inaceptable que era su cabello corto y desaliñado. Sufrió mucho por intentar ser algo que no era -que no pudo lograr- y al final se terminó quitando las sandalias y la peluca. Sencillamente esa novelilla koreana resalta la enorme diferencia que hay entre ambos sexos (al menos la social).

Así que vuelvo y repito... ¡Qué grandioso lo pasan los chicos! Andan por ahí sin camisa, en shorts, no les importa estar feos o gordos (al menos no tanto como a las chicas). No les importa mucho ser cochinos y groseros entre ellos. Son como pequeños animalitos o niños (?). Se pueden revolcar en el lodo y está bien. Pero... ¿cómo es vista una chica que actúa igual aunque lo haga solo por pura e inocente diversión? No puede. No puede y simplemente no puede porque la sociedad lo tacha con una sola y única palabra: "¡Machorra!"

Si me preguntan mi opinión mía de mi persona personal... diré: Me gusta subirme a los árboles, jugar videojuegos, comer hasta sentir que el estómago me explotará por pura gula, sudar sin preocupaciones, no maquillarme, usar ropa sencilla (me encanta la ropa con cortes masculinos) y muchas otras cosas. Porque yo he tenido la oportunidad de convivir con chamos y puedo compararlos con las "amiguitas" que una siempre tiene. Si me ponen a elegir, me quedo mil veces con mis amigos... ¿por qué? porque son sencillos, no critican, no están pendientes de tu look o de si tienes el cabello bien hecho, no te dejan de hablar porque les miraste feo. Yo de amigas no he tenido buenas experiencias... Puede que mi punto de vista esté nublado por traumas pasados pero es simplemente el cristal por el que veo esa realidad que se convierte en mía por el solo hecho de ser subjetiva y única.